
Quizás sea la infancia el período de mi vida en el que las caídas a ese submundo paralelo, y sin embargo tan vivo en la realidad por aquel entonces, eran más frecuentes.
Puede que se deba a la coincidencia de varios factores: por un lado un mundo demasiado pequeño para una imaginación tan grande y por otro lado una imaginación tan virgen e inexperta en la que todo cabe y no existe juicio de exclusión porque no hay aún un modelo que sirva de contraste. Y si a todo ello le añadimos una buena dosis de inocencia y cándidez, el pastel está listo y caliente en el horno.
Con cada bocado puedes obtener...
...un ropero mágico sobre el que los reyes magos (cuando se volvían enanos como gnomos) dejaban los juguetes incluso una semana antes de lo previsto, yo lo ví una vez saltando sobre la cama de mi abuela pero me callé y sonreí guardándoles el secreto de que no podían repartir todos los juguetes en una noche; o una playa infinita que se extendía desde la carretera que salía de mi pueblo hasta la arena en la orilla, un mar de plásticos de fresa con un olor a sal sólo perceptible por mi nariz que disfrutaba con los rizos formado por las olas tendidas de manera uniforme sobre el rojo fruto; o un pasaje secreto a Chicago desde la playa de Mazagón, al final de unas escaleras un cartel bien claro te indicaba como podías pasar desde allí a los estados unidos sólo con decidirte a adrentarte en el oscuro pasadizo de empinados peldaños (qué pequeño era el mundo! otro secreto que guardé para mí porque los grandes secretos de un explorador nunca deben revelarse); o el secreto del movimiento oculto de los edificios que giraban con la Tierra aunque no todo el mundo podía apreciarlo, era necesario primero haber hecho algunos movimientos de traslación en torno a alguna columna estratégica y luego mirar fijamente al techo para percatarse; o el mundo de criaturas que vivían bajo mi cama y que se despertaban de noche y hablaban conmigo en secreto, amenazándome si delataba su existencia (sus voces se parecían sospechosamente a las de mis hermanos mayores)...
...en fin un delicioso pastel tragado por la consciencia y eso que llaman sentido común y realismo.
Aunque quiero esta noche confesar un secreto, aún guardo los ingredientes de tan deliciosa receta y de vez en cuando vuelvo a caer en esos agujeros que tiene la "realidad", materia discontinua como cualquiera, por muy sólida que parezca su superficie (capricho de la química que el hielo sea la forma sólida del agua y en la que sus átomos se hayan más separados en su configuración menos consistente).
Pero, bueno eso son otras historias que ya iré desmigando bajo mi pequeño sol alquilado en esta humilde parcela en la red.
me gustan los pasajes secretos.... ojala existiese uno desde aqui hasta las playas de mazagon....pero de verdad...
ResponderEliminarMe ha encantado.
ResponderEliminarGracias, significa mucho para mí que te guste :P
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