miércoles, 8 de diciembre de 2010

27 amaneceres. Epílogo

¿Por qué 27 amaneceres? Todos recordamos días memorables, y noches sobre todo, pero el amanecer tiene un tinte especial. A pesar de considerarme más una criatura de la noche que de la mañana,siempre me ha parecido especialmente mágico este momento del día, cómo cambia todo con la primera luz de la aurora: los colores, las formas, las caras. El paisaje se despereza lentamente limpiándose el rostro con los primeros rayos. Y por alguna razón todo es distinto, el mundo que vivía escondido con la complicidad de la noche es revelado a un golpe y despierta un nuevo día. Cuando ves como se deshace en luz la oscuridad, tienes la sensación de hacer un viaje enorme en el tiempo y apenas median algunos minutos, pero la mente se ve empujada a pasar la página y resetea todo el sistema.
Son 27 momentos bañados por la luz de algún amanecer, en ese nuevo estado de consciencia, ese despertar a un nuevo día, porque cada día empieza todo de nuevo.
Hablando de luz y de soles, es un buen momento para explicar porque es para mí tan cálido este sol de invierno. Al principio de mi blog concluía mi primer post con la siguiente frase "El sol de invierno, es la sonrisa que se pinta en un paisaje de nostalgia." Quizás yo tampoco lo sabía entonces, pero hoy voy a compartir un secreto. No sé explicar el por qué, ni lo pretenderé nunca, pero cada vez que el sol calienta un frío día de invierno, siento que la luz viene de mi madre. Desde que murió, cada año el aniversario de su nacimiento es un precioso 11 de Octubre soleado; cada año, mi cumpleaños, brilla el precioso sol de su sonrisa en un cielo azul celeste (en algún momento del día) y este año también estuvo con toda su luz dibujando un precioso cielo en el enlace de mi hermano con Gema, celebrando con nosotros tanta felicidad.

27 amaneceres (parte IV)

-23. Amanecer en Huesca, tras el pequeño incidente horario ya relatado con el tren. Dormía en casa de Ignacio, uno de los chicos de Huesca que formaban parte del grupo de cellos del conservatorio de Huesca. Inesperadamente antes de que el sol entrase por la ventana (aún oculto por la perezosa persiana de la habitación), entra por nuestros oídos una dulce melodía de violoncello que va aumentando en volumen. Aquel día decidí que yo en mi casa también tendría hilo musical. Esto se une al deseo de tener una gran bañera redonda y una chimenea si cabe...
-24. Principio de abstemiedad. No creo que exista este palabro que me acabo de sacar de la manga pero es bastante ilustrativo. Este principio nace tras una fiesta nocturna en la sede de la ONCE en Sevilla, donde los cubatas eran insultantemente baratos y los chupitos gratis, un sutil intento de que todo el mundo, afiliados o no, acabase ciego. Tras hacer honor a lo que se esperaba de mí, salí arrastrada por mi amiga Marina del local, que me dejó en manos de un chico mientras ella iba a buscar el coche, yo medio incosnciente más tumbada que sentada en la parada del autobús, derramada sobre aquel simpático desconocido. El grado de alcoholismo y la falta de control sobre mi cuerpo desembocaron en un ataque de ansiedad que preocupó seriamente a Marina, resultado: una llamada de Marina al 112 y un simpático enfermero que vino a mi piso para informarla de que lo único que necesitaba era dormir la "mona". A la mañana siguiente, desperté sintiéndome avergonzada como nunca de mí misma, maldiciendo al alcohol y a la falta de control de la que hice gala, sufriendo por ser capaz de preocupar así a una amiga, por perder casi la consciencia de lo que sucedía, sin mesura de mis palabras ni mis actos, dejándome bajo los mandos del alcohol que me dirigía de manera desinhibida y descoordinada hasta caer en la horizontalidad de mi cama y recordarlo todo en forma de dolor de barriga al amanecer. Ese amanecer (corría el año 2004) decidí dejar de beber, comencé, cómo se aconseja en estas ocasiones a partir del 1 de Enero del siguiente año. Y bueno, teniendo en cuenta que dejé de considerar alcohol al tinto, y alguna otra excepción ocasional en los últimos tres años (hasta entonces alcohol 0% en mis venas), era bastante abstemia, discurso que no me vale ya desde agosto de este año... En fin, a la luz de algún que otro encuentro desafortunado con el alcohol este año, he decidido hacer un "cuaderno de borracheras" para el 2011, que de todo se aprende!
-25. Fue un sueño o sucedió de verdad. Un día dormí con una amiga mía en mi pequeña cama de 80 en mi piso de alquiler, hace ya más de 2 años, no sabría decir cuando exactamente. Al despertar recordaba haberla abrazado y acariciado el pelo, de una forma más que cariñosa... ella no hizo ningún comentario, y yo no me atreví a hacerlo tampoco al no estar segura de si aquello había pasado o había sido una de las muchas películas que mi querido inconsciente tiene el detalle de crear para mí para entretener mis horas de sueño. Todo siguió normal el resto del día y hasta hoy.
-26. Amanecer en Oustriam, una de las playas infinitas del desembarco de Normandía. Había alquilado un coche con Kevin para ir desde la punta de la Bretaña francesa a recorrer toda la costa de Normandía donde tuvo lugar aquel triste episodio de la segunda guerra mundial (más de 1000 km en 2 días). El primer día llegamos al pueblo de Oustriam y dimos el primer paseo por la playa, no teníamos dinero para pagar un hostal ni nada parecido, dormiríamos en nuestro pequeño coche de alquiler. Aparcados frente al puerto y con no pocas dificultades para acomodarnos en aquel coche de dos plazas, tocaba la hora de vencer el miedo a que alguien nos pudiera decir algo por estar allí o que nos pudiese pasar alguna anécdota desagradable y viajar al país de los sueños con el motor apagado y las puertas bloqueadas. Los primeros rayos de sol reflejados en el espejo retrovisor derecho me dieron los buenos días. Aún recuerdo como se dibujaba la mañana en el cristal.
-27. Un mar de luz, así recordaré siempre la mañana del día 1 de Enero de 2006. Enterramos 2005 juntos bajo las sábanas de una cama de matrimonio, de polizontes en mi piso de la playa. Temprano amaneció la mañana que nos arrancó de la cama hasta la orilla de la playa. Allí contemplamos como un sol de invierno con ganas de calentar nuestra sangre jugaba con la dorada arena peinándola en un baile sinuoso comparable al que las olas hacen con la superficie del mar. Cogimos dos piedras como recuerdo de aquella mañana que el Sol nos dedicaba, como amuletos para conservar esa magia durante todo el año. ¿Pôr qué seremos capaces de creer en sueños tan grandes bajo una luz tan pequeña, la luz de la superstición de esta fecha simbólica? 2006 sería un año que nunca olvidaría pero la magia solo me bailó el agua esa increíble mañana, sin poder vislumbrar el año sombrío que me esperaba.

domingo, 5 de diciembre de 2010

27 amaneceres (parte III)

Y ya vamos por los últimos diez! Hay amaneceres que se quedan grabados no sólo por lo especiales que sean o por resultar novedosos, sino también por mover toda tu bilis y poner en funcionamiento otras áreas de tu vida que normalmente duermen (pero un día despiertan y no necesariamente son siempre negativas)...
- 18. 21-11-2006. Despertar, si es que dormí algo esa noche y no sólo sentir la amargura de tu ausencia definitiva, sino, sentir el ahogo del instinto de supervivencia, cómo apretaba fuerte con sus dos manos enormes mi cuello líquido a fuerza de tanto llanto. Cuando aún no había pasado ni 12 horas del fallecimiento de mi madre, el sentimiento de qué todo tenía que continuar y no puedes dejarte caer, dejar que todo te pase por encima mientras hibernas y rechazas el aliento de vida en tu pecho, es una de las fuerzas más poderosas que jamás haya sentido.
- 19. Francia, Noviembre 2007. Tras varias idas y vueltas para seguir la formación en París, en esta ocasión no cogía el avión de vuelta a casa, sino un tren que me llevaba a Lyon para instalarme allí una temporada. Cuando desperté en París, aquella mañana no sabía explicar de dónde venía aquella sensación de vacío y la dificultad para respirar, ese grito agarrado en la garganta, tan fuerte, que no me dejaba fuerzas para seguir en pie. Más tarde comprendería y volvería a experimentar la respuesta de mi cuerpo a los grandes cambios y a la soledad...
- 20. Change is possible! Fue por el mes de Febrero de 2008, tras un necesario periodo de adaptación, ¡decidí! encontrar mi lugar en la ciudad de Antoine de Saint Exupery. Comprendí mis necesidades, a saber escucharme, a respetarme y no responder a las expectativas y necesidades de los demás (sobre todo de mi jefe que me hizo un tanto difícil la vida allí). Empecé a organizarme en el trabajo y también en mi vida social, empecé a crear lazos necesarios para no morir de frío en la ciudad Alpina... Una mañana de Febrero, me desperté y ¡decidí! acabar con la autocompasión y empezar a crecer. En ayunas, ¡decidida!, como cualquier buen indio, corté mi cabellera (literalmente)
Luego están las mañanas que cada vez que las relato me devuelven el mismo comentario: "eso sólo te pasa a tí" :)
- 21. ¡Violoncellada! En segundo de bachiller, mi último año de conservatorio (de manera oficial), iba a cerrarse con un viaje a Huesca para el primer encuentro de violoncellos del Conservatorio de Huelva. No sabría describir con la ilusión que desperté aquella mañana, de buena hora, preparando cuidadosamente y sin prisas la maleta para salir a las 8 de la tarde. A las 7.50 de la mañana recibo la llamada de mi profesor de violoncello, aún con las legañas en los ojos, Juan me pregunta dónde estoy, que el tren va a salir en 10 minutos y están preocupados por mí... yo le respondo un tanto enfadada que no me haga ese tipo de bromas, que estaba muy nerviosa y no necesitaba algo así cuando aún no había desayunado. Mi profesor sigue con el mismo discurso y me hace escuchar por el teléfono la partida del tren... desesperada me echo a llorar como una magdalena. Al final, todo se solucionó y partí a las 8 de la tarde (como yo había previsto inicialmente) en otro tren, con otro profesor del Conservatorio, que partía más tarde, puntual con mi agenda.
- 22. Otro "jour de l'an" que le llaman en francés, el 1 de Enero de 2008. Mi padre había venido a visitarme a Lyon para empezar el año juntos, con la puerta del Sol en la tele (donde podía sintonizar la primera internacional). Una buena cena y las habituales uvas que compartimos con mi amiga Marion. El amanecer se adelantó aquella mañana del 1 de Enero, antes de las 6 de la mañana, suena el timbre de mi puerta y (no sé por qué) abro. Ante mí un chico desnudo, tan sólo con los calzoncillos, que no atina a enlazar dos palabras y empuja la puerta para entrar. Le cierro en las narices y sigue llamando. Finalmente, se levanta mi padre (en calzoncillos también), le explico lo que ha pasado, y sin quitar el cerrojo, con la puerta entreabierta, le chilla en español (¡claro!) todo tipo de insultos del amplio espectro de palabras mal-sonantes de la lengua de Cervantes, amenazándolo sin parar con llamar a la policía. El chico sigue llamando un rato más y finalmente se va. Mi padre temía que fuese un loco obsesionado conmigo, que quisiese violarme o robarme o vete tú a saber, al final, no resultó ser más que el borracho que despertó a todos los vecinos del número 7 de la rue Parmentier, quizás porque no encontraba su casa y tan sólo quería darle una cama a su resaca. A las 14 de la tarde aún seguían sus ropas tiradas sobre la escalera...

miércoles, 1 de diciembre de 2010

27 amaneceres (parte II)

Este año ha estado lleno de amaneceres:
- 8. Estrené el 2010 junto a mi hermanito en Barcelona, música de los 80-90's y muchas ganas de cantar nuestros sueños con los pies, empezando juntos este camino. La fría luz de la mañana del 1 de Enero nos recordaba el entierro de la noche de la que sólo quedaban cenizas.
- 9. El amanecer del día de la boda de mi hermano (6-11-10). Todos en casa, mi prima conmigo en mi cuarto. Ambas, nerviosas, con ganas de hablar y de reir mucho, dimos comienzo a este día tan especial rompiendo el silencio con una mirada cómplice.
- 10. Domingo, fin de fiesta, clausura del festival Sudoeste de Zambujeira do Mar (Agosto 2010). Un día que pasé casi sola, rodeada de música y de amigos circunstanciales que cambiaban de un concierto a otro. Reunión de españoles casual en el after y mucho música del cancionero nacional más variopinto, desde Gocu a Melancolía ("viviiiiir así, es moriiiiiiir de amooooor...")
- 11. Sabado por la mañana en Isla Cristina, despertar sintiéndome enamorada de un desconocido con quien ni siquiera recordaba de qué hablé, a quien no toqué ni besé, tan solo con el sentimiento de calor que me envolvía todo el tiempo que él estuvo conmigo y el vacío desconsolador de su ausencia. Otra vez enamorada, casi 5 años después...
La mayoría de mis amaneceres memorables tienen banda sonora o se bañan en alcohol...
- 12. Bailando bajo la lluvia (1997 o 98), amanecer del domingo tras el sabado de feria de Bollullos, despechada, herida de amor, embrujada por el vodka que movía mis manos juguetonas bajo las lágrimas que el cielo exprimía de mi alma
- 13. Los rayos de sol de un veinti-tantos de Agosto bañando mis brazos y calentando el cuerpo cansado de sujetar en su baile el ritmo de una noche de feria de Rociana. Cuando empieza la música más agresiva para callar la noche, cantando mañanas.
- 14. Amanecer de la primera resaca, esa sensación de tener una cabeza que pasa de ser una naranja a convertirse en un melón cada vez más alargado, acompañado de un dolor de barriga desconocido y unas naúseas muy desagradables,... creía que me moría, no sabía yo aún lo que el cuerpo y el alcohol engendraban tras un encuentro furtivo.
- 15. El beso a ese primer amor ¿correspondido?, fue con la primera luz de una mañana de domingo que cerraba la noche del sabado de feria. El mismo amor que un año antes bailaba triste bajo la lluvia (en la feria del pueblo vecino) y que volvería a dejarme bailando con él pero cada uno su música. ¡Nunca me he vuelto a ver tan guapa en un espejo como después de aquel beso!
- 16. Mundo Evaaaaaasióoooooon! Málaga, Martin Carpena, mi bautizo en una fiesta de música electrónica, con mis hermanos de padrinos y amigos ¡claro! Qué sensación, la lluvia en el rostro sacudiendo el cansancio y dejando la limpia sensación de satisfacción brillando con la primera luz.
- 17. Nuits Sonores de Lyon, Pascale y yo y todo el amor flotando encima de las cabecitas cuando abandonamos la vieja fábrica reconquistada por la música.