lunes, 13 de junio de 2011
Primavera enlatada, Abriendo puertas.
Cada paso tiene una semilla de final y otra de infinito. Hoy arranqué la primavera de mi pared y la metí en un cajón. Esto huele a verano, llegarán nuevos frutos...
jueves, 2 de junio de 2011
noche de sombras.
De vuelta a casa, en una noche sin luna, la calle se tiende ante mí con la luz apagada y me veo caminando por un paseo de sombras.
En la intimidad de la noche y con el guiño de las farolas que duermen, dos sombras, en medio de la calle, detienen el tiempo en un beso a ciegas.
Es una de las calles que mejor conoce mis pasos a lo largo de los años,es la calle por donde paseé amor y desengaño, amistades, risas, y música recién hecha con olor a queso gratinado. Bustos Tavera ha sido hoy la calle de las sombras. Sólo algunas casas se asomaban a la negra calle fisgoneando la vida oscura que se mueve un poco más en silencio por miedo a dejar de ser.
El aire tiene un olor más puro sin ser calentado por la luz de las farolas, sólo se enciende al paso la sonrisa de un niño. Y de repente, de vuelta a la ciudad, bajo la luz artificial que nos ciegan el resto de los sentidos y levanta la voz para que podamos seguir mirando.
Las sombras se doblan y se esconden en el suelo, sin aliento, solo un intento de reflejo de una vida desvirtuada por la luz, que marea la sombra persiguiendo el cuerpo, dibujándolo más grande y estirado, más rechoncho y recortado pero sin conseguir levantarse del asfalto.
Apagad la luz, devolvedme las sombras y mírame en la oscuridad. Hoy no quiero ver más luz que la de tu sonrisa, amada luna. Luna nueva, oculta esta noche, tú tambien entre sombras
En la intimidad de la noche y con el guiño de las farolas que duermen, dos sombras, en medio de la calle, detienen el tiempo en un beso a ciegas.
Es una de las calles que mejor conoce mis pasos a lo largo de los años,es la calle por donde paseé amor y desengaño, amistades, risas, y música recién hecha con olor a queso gratinado. Bustos Tavera ha sido hoy la calle de las sombras. Sólo algunas casas se asomaban a la negra calle fisgoneando la vida oscura que se mueve un poco más en silencio por miedo a dejar de ser.
El aire tiene un olor más puro sin ser calentado por la luz de las farolas, sólo se enciende al paso la sonrisa de un niño. Y de repente, de vuelta a la ciudad, bajo la luz artificial que nos ciegan el resto de los sentidos y levanta la voz para que podamos seguir mirando.
Las sombras se doblan y se esconden en el suelo, sin aliento, solo un intento de reflejo de una vida desvirtuada por la luz, que marea la sombra persiguiendo el cuerpo, dibujándolo más grande y estirado, más rechoncho y recortado pero sin conseguir levantarse del asfalto.
Apagad la luz, devolvedme las sombras y mírame en la oscuridad. Hoy no quiero ver más luz que la de tu sonrisa, amada luna. Luna nueva, oculta esta noche, tú tambien entre sombras
Suscribirse a:
Entradas (Atom)